Las almas que cortan la torta no importan
si nosotros tenemos la propia cocina
para hacer mejor pastel que cualquiera.
Cualquier noche, cualquier día.
Y ya son otros los recuerdos que te trae la Martin Fierro, como aggiornándose en alegrías más cotidianas, o situaciones de culto por vaya uno a saber qué designio cósmico.
Globos de cartón somos
y el viento sopla con vigor
en la madrugada de los Aires.
Nos dejaremos llevar
para que no nos lleve
la orgía del mal
el sosiego oficial.
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