martes, 6 de enero de 2009

Vueltas de la vida.

Cuando recorro con vos, no corro.
Disfruto los paseos como el primer trago de un vino especial, saboreando detalles que se esconden de la visión cotidiana.
Encuentro lo perdido, recuerdo lo olvidado. Converso con el pasado de un adoquín eterno, a ver si se le escapa su anécdota febril.
Imagino los futuros que podríamos colgar en esas añejas paredes, remozando un poco su melancolía.
Vuelvo a tiempos diferentes en los mismos lugares, como vuelve ella también, y nos compartimos ese nostálgico placer de saber que hemos vivido, aunque sea algo.
Pienso que crecí (mos), y ahora no me duele, porque todavía hay mucho que alcanzar, y sin crecer es imposible.

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